Fuera del tópico
Depeche Mode presenta el 15 en Las Ventas su último disco
SILVIA GRIJALBA
Cuando su música se ha volcado más en lo acústico, cuando los máximos defensores de la electrónica se han decidido a incluir guitarras y baterías en su nuevo disco, Songs of Faith and Devotion, en un momento en el que se apuesta por la sobriedad estética, Depeche Mode -día 15, en Las Ventas- acaba con los tópicos y presenta un espectáculo a medio camino entre el barroquismo delirante y la frialdad industrial que le ha acompañado durante su carrera. Su Devotional Tour es un ejemplo de lo que un grupo con ideas, medios y gusto exquisito puede lograr sin caer en la megalomanía. Proyecciones de vídeo, decorados elegantes y una puesta en directo alejada de las convenciones al uso, con Martin, Alan y Andy tocando los teclados sobre una plataforma y Dave contoneándose a pie de escenario.
En el show del 93, reúnen lo asimilado en estos años: un sexo y una religiosidad atormentados, una imaginería en blanco y negro y una mezcla irreverente de estilos, palpable con la simple visión de todos los miembros de la banda juntos. Martin adopta una imagen galáctica, entre los diseños de Gaultier y Rabanne; Alan prefiere el uniforme negro; Andy se decanta por la elegancia "sport", tipo Armand Basi, y Dave refleja su pasión por las motos. Esa aglutinación de tendencias es quizá el mayor atractivo de los autores de Speak and Spell, Master and servant o Just can't get enough. Un eclecticismo bien dosificado por el que establecen partes, durante un concierto en el que hay sitio para todo. Después del estallido del primer tema, una sucesión de canciones poco conocidas para llegar al momento de los sentimientos, con Condemnation o A question of lust, interpretada por Martin Gore, el compositor de la banda, y romper con I Feel You, en la que, por primera vez, comparten escena con una guitarra eléctrica y una batería.
Depeche Mode ha llegado a su etapa de madurez; son padres, hombres de negocios, tienen problemas adultos y así lo reflejan en sus discos. Hasta llegar a donde están, han tenido que saltar varios obstáculos, eso sí, con las ideas muy claras y el convencimiento de que sus sonidos, apartados de lo que se hacía en ese momento, eran lo mejor que podían ofrecer. Tras una primera etapa con Vince Clarke -después líder de Yazoo Asembly o Erasure- a la cabeza, los chicos de Basildom se introdujeron en la experimentación tecno-pop, acuñaron un estilo propio en las letras y se convirtieron en un grupo que marcaba estilo. Su forma de vestir, sus actitudes vitales y su música fueron seguidas por miles de jóvenes. Su éxito ha ido en aumento y ellos continúan con sus planteamientos iniciales.
El Mundo, Julio de 1993
